jueves, 5 de febrero de 2009

¿Quién es Dios?


Una visión cabalista acerca de quién es Dios, dónde se encuentra y la relación que tiene con nosotros.

*Rav Dr. Michael Laitman

Todos hablan sobre Dios estos días. Éste se ha convertido en el tema de enérgicas, cuando no acaloradas discusiones. Sin embargo, al hablar sobre Dios, ¿realmente sabemos de quién o de qué estamos hablando? Y si es así, ¿significa que la persona que sostiene puntos de vista distintos a los míos no sabe lo que dice? ¿Por qué yo deba asumir que tengo una mejor comprensión sobre algo que ni yo ni mis interlocutores podemos percibir claramente?

La Sabiduría de la Cabalá nos ofrece una solución original al incesante debate sobre Dios: “Prueba y verás”, o como los cabalistas lo expresan: “Prueba y verás que el Señor es bueno”. Esta afirmación no quiere decir que debemos aceptar ciegamente que Él es bueno. Por el contrario, significa que debemos “probar” por nosotros mismos y “ver”. Los cabalistas que han “probado” afirman, por experiencia propia: “Es bueno”.

Una célebre adivinanza Zen dice “¿Si un árbol cae y no hay nadie que lo atestigüe, de todas maneras hace un sonido?” De igual forma, hasta que experimentes personalmente al Creador, no puedes dar testimonio de Su existencia, ni que hablar de qué quiere de ti.

La Cabalá explica que nuestra percepción del mundo que nos rodea es un cúmulo de impresiones que reciben nuestros cinco sentidos, las cuales son interpretadas por nuestro cerebro conforme a los recuerdos pasados y paradigmas que se encuentran dentro de él. Es por esta razón que diferentes personas interpretan el mismo suceso de manera distinta. Para alguien, una cena en un buen restaurante con acompañamiento de música suave puede ser la culminación del placer; sin embargo, para otra puede ser el epítome del aburrimiento. ¿Cuál de las dos tiene la razón?

Tal como nuestra percepción del mundo físico es totalmente subjetiva, nuestras percepciones de la espiritualidad en general –y del Creador en particular- son subjetivas e indescriptibles. Por eso es que los cabalistas nos recomiendan que lo veamos nosotros mismos, es decir, prueba y ve. Para alentarnos en esta cuestión nos ofrecen sus impresiones -basadas en su propia experiencia de Dios- de que Él es bueno y hace el bien a Sus criaturas. De hecho, nos dicen que Él es tan bueno que desea darnos todo lo que Él posee, a Sí Mismo, o sea que quiere que nosotros seamos como Él.

Los cabalistas se refieren a Dios como el Creador. En hebreo, el lenguaje de la Cabalá, la palabra para Dios es ELOHIM. Se compone de dos palabras: MI (que significa “quién”) y ELEH (que significa “estos”); que, a su vez, proviene del verso de Isaías 40:26 “¿Quién ha creado a estos?” Por lo tanto, aunque el Creador funciona, en cierto sentido, como el verbo y Dios, como el nombre propio, ambos términos se refieren a la misma entidad.

La solución que proporciona la Cabalá a las discusiones que se suscitan con respecto a la esencia de Dios es única, en el sentido que no nos da respuesta alguna, sino que nos entrega un modus operandi para desarrollar una percepción personal. En otras palabras, ésta nos promete, que si uno es constante, podrá descubrir y experimentar al Creador más claramente incluso de lo que percibimos este mundo.

Está escrito en El Libro del Zohar, la obra original de la Cabalá, que todos los mundos, el de Arriba y el de abajo, se encuentran dentro del hombre y que toda la realidad se formó sólo para el hombre, creada para sus necesidades. Lo mismo se aplica a nuestra percepción del Creador. Él se encuentra dentro de nosotros. No tenemos ni idea de cómo Él es fuera de nosotros, ni siquiera de que Él exista en nuestro exterior, puesto que “todos los mundos, el de Arriba y el de abajo, se encuentran dentro del hombre”.

Si nos apegamos a esta línea de pensamiento, discutir acerca de Dios ya es un absurdo porque todo lo que podemos conocer de Él es la manera subjetiva en que Lo percibimos. ¿Será correcto imponer nuestra percepción subjetiva a los demás? Lo más que podemos hacer es sugerir el camino que nosotros pensamos es el correcto, pero la elección de este camino deberá ser la propia decisión y lo que descubren los demás, será suyo.

La Cabalá nos ofrece un camino específico mediante el cual, al estudiar ciertos libros y escuchar las explicaciones correctas, podremos descubrir al Creador. Sin embargo, aún cuando el camino sea el mismo, las experiencias son totalmente subjetivas: si yo digo que la sangre es roja prácticamente todo el mundo estará de acuerdo. ¿Pero quiere decir que todos perciben la sangre del mismo modo o que la experimentan de la misma manera?

La conclusión más obvia es que podemos hablar el mismo idioma, tener las mismas experiencias y aún llevar vidas muy individuales. Y nuestras relaciones con Dios o la Naturaleza (que tienen el mismo valor numérico en hebreo, el lenguaje de la Cabalá), no son la excepción a esta regla.

Es decir, para alcanzar la Meta de la Creación, la razón por la cual Él nos creó, todos nosotros, tendremos que llegar, a fin de cuentas, a ser semejantes a Él.

* El Rav Dr. Michael Laitman es máster en ciber­nética, doctor en filosofía y cabala, profesor de ontología y teoría del conocimiento. Es fundador y presidente de Bnei Baruj y del Instituto ARI, en Israel. Más información en www.kab.info www.kab.tv/spa www.laitman.es

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