martes, 13 de enero de 2009

La guerra entre los sexos, ¿Hasta cuándo? (Parte II-conclusión)

Él: ¡Cuán bella eres, amada mía! ¡Cuán bella eres! ¡Tus ojos son dos palomas!

Ella: “¡Cuán hermoso eres, amado mío! ¡Eres un encanto!

(Cantar de los cantares, 1, 15-16)

Él: Como azucena entre las espinas, así es mi amada entre las mujeres”.

Ella: ”Como el manzano entre los árboles del bosque, así es mi amado entre los hombres”.

(Cantar de los cantares, 2, 2-3)


Rav Dr. Michael Laitman *

Para enseñarle al alma sobre la conexión entre la entrega y la recepción, entre el Creador y el creado, Él dividió el alma en dos mitades separadas y distintas: femenina y masculina.

A continuación, disgregó estas dos mitades en miles de millones de fragmentos que se van vistiendo en hombres y mujeres de nuestro mundo, en cada generación. La mitad masculina del alma general es la raíz del alma individual de los hombres, y la femenina, del alma de las mujeres.

Raíces espirituales diferentes

Nuestra distinta raíz espiritual es la que dicta la gran diferencia entre hombres y mujeres en el mundo en que vivimos, la cual se expresa en la estructura de nuestros cuerpos, nuestro sistema emocional, nuestra actitud hacia la vida, y demás.

En otras palabras, pertenecemos a dos sistemas espirituales separados, por lo que mientras nos concentrarnos en remediar la falta de entendimiento entre nosotros, y cerrar la brecha entre nosotros, en el plano de este mundo únicamente, no tendremos éxito. Simplemente continuaremos chocando contra la pared que nos ha estado separando por varios milenios. ¿Y la solución?

Aprender a conectarnos

La Cabalá proporciona tanto al hombre como a la mujer, un punto común de contacto, una base para trabajar de manera recíproca y con una conexión verdadera entre sí, en su camino hacia la perfecta relación. Nos explica que la única manera de llegar a una unión armoniosa es la de formar una relación entre nosotros basada en la relación que existe entre el alma general y el Creador.

En este punto, justamente, nos ayudan las diferencias entre nosotros -entre el deseo de dar y el de recibir- a alcanzar nuestro destino. Esto se explica de la manera siguiente: en la espiritualidad, el elemento más importante que propulsa el proceso de desarrollo espiritual es el deseo. Sin tenerlo previamente, el Creador no podrá impartir la abundancia que ha preparado para el alma.

Una vez que exista la necesidad de llenarse de dicha abundancia en el alma, es como si ésta abriera de pronto un grifo invisible, permitiendo el flujo ilimitado de plenitud por todas partes. El único desafío de este proceso es que la parte masculina del alma, el otorgante, necesita de alguien que lo empuje a actuar.

Se trata de una interdependencia

Para esto, existe la parte femenina del alma. Su rol es despertar el deseo de la parte masculina, para que quiera avanzar hacia el Creador y llenarse del deleite que Él desea otorgar. Esta es la única manera en la que ambas partes se unen en una sola estructura espiritual, en la que complementan uno al otro y se llenan de Luz. Y ¿dónde figuramos nosotros en este bello cuadro?

Resulta que en nuestro mundo, el hombre tampoco puede avanzar sin la mujer, y la mujer no puede llenarse de la Luz del Creador sin el hombre. Ambos son similares en ello, interdependientes y absolutamente complementarios.

Juntos hacia la Meta espiritual

La Cabalá nos revela que una pareja que trabaja en conjunto para alcanzar la espiritualidad, forma entre sí una relación de otro tipo de nivel, una relación espiritual. Ambos se elevan por encima de cualquier conflicto que exista entre ellos en el nivel corporal, ya que tienen un objetivo más elevado que llena sus vidas de significado. Una pareja que se une para alcanzar una meta más elevada, crea mutuamente una nueva vasija espiritual que no existía en la realidad.

Esta nueva vasija que resulta de este proceso no es ni masculina ni femenina, sino, una nueva “especie”, dentro de la que se hace posible recibir la Abundancia Superior y una vida eterna que no es posible alcanzar por separado.

¿Cómo entonces, podemos hacer que él la entienda a ella, y ella a él?, ¿cómo aprendemos a ser realmente atentos y amar de verdad? Según la Cabalá, esto se hace posible cuando nos dedicamos conjuntamente al desarrollo espiritual.

Una pareja que está consciente del hecho que el desarrollo espiritual es el mejor regalo que puede dar uno al otro, y actúa constantemente para alcanzarlo, es la más feliz del mundo. La conexión entre ellos se basa y contiene un significado verdadero, a través del cual se embarcan unidos en el camino hacia la felicidad.

* El Rav Dr. Michael Laitman es máster en ciber­nética, doctor en filosofía y Cabalá, profesor de ontología y teoría del conocimiento. Es fundador y presidente de Bnei Baruj y del Instituto ARI, en Israel. Más información en www.kab.info www.kab.tv/spa www.laitman.es


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